Historia de las fotocopiadoras

Historia de las fotocopiadoras

Historia de las fotocopiadoras y su evolución

El origen en la Historia de las fotocopiadoras y su evolución se remonta a la invención de la imprenta por Gutenberg en el siglo XV. En este proceso de copia de documentos, la gente accedió a una cultura de la información que antes estaba limitada a los sacerdotes, los nobles y las figuras religiosas. No sólo porque el conocimiento estaba limitado a las mentes privilegiadas, sino también porque los libros y documentos de la época eran muy limitados, ya que se encontraban en manuscritos manuales.

Así, desde la invención de la imprenta, el impulso del hombre por crear máquinas más avanzadas nunca ha cesado, y los inventos han seguido desarrollándose para que la humanidad progrese y adquiera conocimientos.

Así, en 1867, nació la primera máquina de escribir como un dispositivo que ampliaba las posibilidades de reproducción de documentos. Antes de la llegada de la fotocopiadora, la reproducción de documentos no era una tarea fácil, ya que requería mucho tiempo y mucha paciencia para evitar errores tipográficos y dactilares. Por otro lado, las obras más cercanas a esta tecnología reprográfica fueron las relacionadas con la fotografía y la mimeografía.

Antes del cambio de siglo, y a principios de éste, el método más común para reproducir documentos era utilizar papel carbón (comúnmente conocido como «papel de calco»). Sin embargo, en 1903, un estadounidense, G.C. Beidler, descubrió una forma de reproducir documentos en poco tiempo que se asemejaba más a una fotografía al revelarlos instantáneamente. Este invento se anunció en 1906, pero no tenía ningún parecido con las fotocopiadoras actuales, que simplifican enormemente la vida en la oficina y en casa.

Así, la humanidad tuvo que esperar muchos años más para conseguir «copiar» tal y como lo conocemos hoy: en 1938, un científico estadounidense llamado Chester Carlson fue el primero en conseguir copiar en papel mediante un sistema llamado xerografía.

La palabra xerografía viene de las palabras griegas xeros (seco) y graphos (escribir) y rinde homenaje a la revolucionaria tecnología de la prensa seca. Este invento revolucionó el panorama mundial, no sólo porque facilitó y agilizó la reproducción de documentos, sino también porque hizo que los errores humanos fueran mucho menos frecuentes que con la tecnología rudimentaria.

Sin embargo, los sistemas de copiado evolucionaban constantemente debido al afán de la gente por hacer copiadoras más eficaces y eficientes. Por ejemplo, la primera copiadora xerográfica automática se introdujo en 1950. Esta fotocopiadora se introdujo como dispositivo comercial porque podía hacer una copia clara en 15 segundos, mientras que las copias posteriores tardaban unos 75 segundos, una cantidad de tiempo considerable teniendo en cuenta lo poco que la humanidad había desarrollado en tecnología en aquella época.

Sin embargo, el progreso de esta herramienta no se detuvo ahí, y la obsesión por adaptarse y mejorar las nuevas tecnologías se convirtió en algo esencial para la copiadora. De lo contrario, se verían superados por otras herramientas, como las impresoras y los documentos digitales, que actualmente son superiores a los materiales impresos.

En los años 70, los desarrolladores de fotocopiadoras se dieron cuenta de que el mundo de la informática era cada vez más importante y necesitaban crear un nuevo sistema de copiado que combinara el procesamiento electrónico y digital con la fotocopiadora. Por lo tanto, se tomó la decisión de desarrollar una copiadora que pudiera integrarse y trabajar con el sistema operativo Microsoft Word. De este modo, las empresas más exigentes podían imprimir y copiar documentos directamente desde sus ordenadores, facilitando su trabajo y mejorando sus procesos de producción.

Sin embargo, la evolución no terminó ahí, y la era de la información trajo consigo nuevos inventos y dispositivos que hicieron más cómoda la vida de las personas. En este sentido, a principios del nuevo milenio, la ciencia y la tecnología experimentaron cambios y avances muy significativos, y la copiadora evolucionó de forma brillante. Ahora hay dispositivos más complejos llamados máquinas multifuncionales. Estas máquinas estaban equipadas con diversas funciones que hacían más cómodo el trabajo de oficina, como la copia, la impresión (en color y en blanco y negro), el fax, la conexión a Internet, la memoria USB y el almacenamiento en disco duro.

Estos equipos multifuncionales son estupendos y, sin duda, seguirán desarrollándose. En el futuro, las impresoras podrán imprimir objetos en 3D para mostrar al instante proyectos de arquitectura e ingeniería. Por ahora, debemos contentarnos con las impresoras multifuncionales que la tecnología nos ha proporcionado para satisfacer nuestras necesidades de oficina.

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